Seguridad en el tránsito

 

Hace un par de días, una seguidora de twitter, me escribía “…serias tan amable de brindarme una sugerencia para disminuir el números de lesionados por accidentes de moto…”.-

 

La respuesta no fue inmediata. La formulo ahora, después de haber realizado un viaje a Ciudad del Este, cuando – con el tema planteado rondando mis pensamientos – conducía por las rutas de nuestro país.-

 

Casi setecientos kilómetros de viaje (ida y vuelta), me hicieron ver la realidad: El Estado Paraguayo está ausente, y esa es la razón más importante de la ocurrencia de accidentes de tránsito.-

 

Rutas sin iluminación, señalización horizontal y vertical (pintura y carteles); camiones sin luces y con evidente exceso de carga; ómnibus y automóviles circulando por encima de los límites de velocidad establecidos o, por el contrario, a velocidad inferior a treinta kilómetros por hora en las subidas; adelantamientos indebidos; violación de señales de pare y semáforos en rojo; motocicletas sin luces, conducidas por menores de edad, conductores sin cascos, y sin respetar las más mínimas normas de seguridad, es el panorama que se repitió durante todo el trayecto.-

 

Un verdadero caos, donde impera la ley de la selva y se impone el más fuerte o el más grande.-

 

Mientras tanto, la Policía Nacional y la Policía Caminera mantienen “puestos fijos” en determinados puntos, al solo efecto de “controlar” la tenencia de Cédula de Identidad, Registro de Conducir y Habilitación del vehículo.-

 

Ninguna patrulla, ningún control, ni supervisión en el tránsito es la razón principal de los elevados números de accidentes, incluyendo a motociclistas y transeúntes.-

 

La ausencia de Leyes y Reglamentos modernos y adecuados para ordenar el tránsito, la falta de cumplimiento adecuado y cabal de sus obligaciones por parte las autoridades Policiales, permitirá que los números de muertes, amputados y lesionados con motivo de accidentes de tránsito siga en aumento.-

 

La prensa informa que 12.551 fueron los  motociclistas víctimas de accidentes de tránsito atendidos en el Centro de Emergencias Médicas de Asunción. La cifra es alarmante, pero no refleja la realidad, pues no incluye los atendidos en todo el país, ni los recibidos en Centros de Salud públicos o privados.-

 

Mientras se siga con la práctica policial de realizar controles mediante Barreras, Cortes de ruta, Retenes o como quiera llamarse, el problema no será revertido, y las pruebas de ello están a la vista.-

 

Estos métodos, además de inefectivos e ineficaces, alientan la corrupción y propician la impunidad, sin considerar – siquiera – que violan derechos constitucionales.-

 

Este mismo panorama se reproduce en las distintas ciudades de nuestro país, incluyendo entre ellas a Asunción, en la que los Agentes de la Policía Municipal de Tránsito salen a la calle, nada más que en horario “de oficina”,  se dedican a montar Barreras, dejando a la Policía Nacional la labor de “dirigir el tránsito”, a pesar de que esta función no le corresponde conforme los términos de la Constitución Nacional (Art. 168, inc. 8 y 175) y su Ley Orgánica (Ley Nº 222, Art. 6, inc. 35).-

 

Mientras la Policía Nacional, Caminera y Municipal, dedican sus esfuerzos a “recaudar” mediante la instalación de Barreras, el resto de las rutas, calles y avenidas son “tierra de nadie”.-

 

La tarea que debe emprenderse para disminuir drásticamente el índice de accidentalidad vial en nuestro país, es inmensa y debe ser encarada por todos.-

 

El Parlamento y las Municipalidades deben dictar las normas adecuadas para ordenar el tránsito y brindar seguridad a conductores, pasajeros y transeúntes, señalando a los órganos policiales cual es la función de supervisión y control que les corresponde ejercer.-

 

Las autoridades responsables de la Educación Pública, deben incluir en las mallas curriculares, como materia, la Educación Vial.-

 

Los Municipios deben dejar de extender licencias de conducir a quienes no superen un riguroso examen teórico y práctico. Y nosotros, los ciudadanos, debemos aprender a respetar la ley, no por el temor al castigo, sino por respeto a la vida y a la integridad física de los demás.-

 

Como es posible advertir, el trabajo por desarrollar es mucho y el interés de las autoridades en ejecutarlo es nulo. Mientras no exista conciencia y voluntad política para empezarlo, a los ciudadanos, solo nos resta, seguir esquivando automovilistas prepotentes, motociclistas suicidas y policías corruptos… y seguir soñando con disfrutar de – apenas – un poco de Seguridad en el Tránsito.-

 

jorge ruben vasconsellos

abogado